


Todos los que hemos crecido con una pequeña dosis de melancolía, todos los que hemos tratado de seguir nuestro propio destino sin importarnos lo mas mínimo lo que pensasen los demás, todos los que en ocasiones nos sigue costando mucho comprender el mundo que nos rodea y todos los que en alguno momento de nuestras vidas nos hemos dejado caer en nuestros propios infiernos, nos sentimos a la fuerza identificados con la obra de Charles Bukowski, un escritor borracho, pendenciero, mujeriego y caradura, pero al mismo tiempo uno de los más honestos que se han visto nunca. Sé que no es el mejor escritor del mundo, su obra es decadente, demasiado autocompasiva y sobretodo egocéntrica.
Sin embargo lo que más me atrae de este viejo borrachín, lo que lo convierte en uno de los nuestros es su cercanía, es un tío que te habla de problemas reales, de gente real, es un tipo de la calle, no es ningún estirao hijo de papa recién licenciado en literatura que se dedica a escribir absurdas novelitas pedantes que solo comprende el, no es ningún carca que se dedica a lamer culos para ganar el premio planeta, Bukowski escribía para sobrevivir, por pura necesidad vital, tratando de buscar entre palabras y adjetivos un sentido a la vida que no terminaba de encontrar en el fondo de la botella.
El escritor del mes por el tito moi
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